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El desafío de la interculturalidad en la Orden de la
Santísima Trinidad y de los cautivos.
Se puede afirmar, que nunca (en los ocho siglos de
existencia de nuestra Orden) se habían dado cambios geográficos tan importantes
como los habidos en los últimos 20/30 años. Y esto a dos niveles: en las
presencias de las comunidades de la Orden y en la provincia de nuestros
religiosos.
Durante la mayor parte del siglo XX, la Orden Trinitaria ha
estado presente en Europa, América y Madagascar. Los últimos decenios del siglo
XX nos han abierto a nuevos países: Brasil, Congo-Brazzaville, corea, Francia,
Gabón, Guatemala, India, México, Polonia (sin olvidar la existencia temporal de
comunidades en Alemania, Egipto, Guinea Ecuatorial y Papúa- Nueva Guinea). África
Subsahariana y Asia han sido novedades absolutas en el panorama reciente de los
trinitarios, hoy presentes en 21 países.
Los datos más impactantes son los referidos a la
proveniencia de los religiosos. Hace cincuenta años la inmensa mayoría de
nuestros frailes provenían de las cuatro nacionalidades predominantes de la
Orden (Canadá, España, Italia y USA). Hoy (datos estadísticos elaborados por la
curia General al 27. 11. 2010) las naciones de las que provienen los 600
trinitarios que hay en el mundo son 32. Las cuatro nacionalidades “históricas”
todavía agrupan- grosso modo- a la mitad del total; mientras que las “nuevas”
nacionalidades tienen a la mayor parte de los religiosos más jóvenes. Un detalle
digno de reflexión es que hay más naciones de “proveniencia” que de “presencia”
de los trinitarios.
En definitiva es necesario darse cuenta de que la
interculturalidad es un desafío no sólo para el conjunto de la Orden, sino
también para cada jurisdicción, en cuanto que podemos afirmar que hemos llegado
a un momento en que todas las jurisdicciones de la Orden son realidades
Plurinacionales y pluriculturales.
A nivel general se ha ido tomando consciencia progresiva de
la transformación de la Orden en una realidad cada vez más internacional, y se
han tratado algunos aspectos que tienen que ver con esta realidad, tanto en lo que
toca a la inculturación de la Orden como a la Interculturalidad.
Existe una llamada a la <<unión en la
pluralidad>>, atención al fenómeno de la globalización, a la
espiritualidad de comunión, declarándose nuestro carisma como <<pluricultural>>
, hecho <<enormemente positivo>>, que reclama <<atención para
que tenga la fecundidad que promete>>.
Se pidió que la formación inicial se realice en los países
de origen y que haya noviciados <<por áreas geográficas>>, y que
hubiera alguna comunidad donde vivan religiosos jóvenes de diferentes culturas
como <<signo de comunión pluricultural y en preparación del futuro de la
Orden>>.
En este breve resumen nos hace entender porque la Orden ha elegido el tema de la interculturalidad
para el Capítulo General del 2013, haciéndonos reflexionar sobre nuestra
realidad actual, sobre el futuro de la Orden, y viendo como ha estado presente
en la vida de la Orden.
La interculturalidad es una espiritualidad trinitaria.
Existe un océano de orientaciones antropológicas,
psicológicas y sociológicas para hacer interculturalidad, que pueden ser ayudas
prácticas para este proceso. Pero los religiosos hemos de resaltar que la
cultura congregacional se acredita y hace operativa desde la espiritualidad de
la comunión. Inspirados y movidos por ella, las comunidades multiculturales se
hacen profecía de catolicidad, de comunión y de fraternidad.
El Magisterio de la Iglesia es muy insistente en pedir a los
religiosos que seamos signos e instrumentos de comunión. Basta repasar los
siguientes documentos para darse cuenta de ello: Religiosos y promoción humana (1978); la vida fraterna en comunidad (1994);
vida consagrada (1996); Novo millennio ineunte (2001); Caminar desde Cristo (2002). Ha tenido
una trascendencia especial el número 24 del documento Religiosos y promoción humana, donde se dice que los religiosos
estamos llamados a ser en la Iglesia y en el mundo <<expertos en
comunión>>, testigos y artífices de aquel proyecto de comunión que
constituye la cima de la historia del hombre según Dios.
Juan Pablo II describió los rasgos de la espiritualidad de
comunión en la carta Novo Millennio
Ineunte, 43:
a)
La mirada del corazón hacia el misterio de la
Santísima Trinidad que habita en nosotros
b)
Capacidad de sentir al otro como hermano, miembro
del mismo Cuerpo de Cristo
c)
Capacidad de acoger y valorar al otro como don
d)
Compartir alegrías y sufrimientos
e)
Sobrellevar conjuntamente las cargas y rechazar
las tenciones egoístas que engendran competitividad, desconfianza y envidias.
Por ello, la multiculturalidad y la interculturalidad es un fenómeno
característico de nuestra Orden en el momento presente, como lo es para la Vida
Consagrada en general y para el mundo en el que nos toca vivir.
Tomado de: ACTA ORDINIS SS. TRINITATIS, Vol. XV-2012-N°6
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