jueves, 15 de agosto de 2013

La Asunción de Nuestra Santísima Madre María.

LA ASUNCIÓN ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD.
ACIPRENSA
 
 
La Asunción de María, es sin duda una de las solemnidades más grandes que la Iglesia festeja, para recordar a Nuestra Madre María como modelo de santidad, de castidad, de pureza, de obediencia; pero sobre todo, esta solemnidad nos recuerda el Amor que tiene Dios por los hombres, las gracias que recibimos por medio del sacrificio de Cristo y por la constante asistencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, es decir, nos hace recordar la fidelidad de Dios a sus promesas.
El Papa Pío XII definió como dogma de fe la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma el 1 de noviembre de 1950.

La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”, la más solemne de las fiestas que la Iglesia celebra en su honor. Este día festejamos todos los misterios de su vida.
María cumplió perfectamente con la voluntad de Dios en su vida y es este cumplimiento de la voluntad que la llevó a la gloria de Dios.

En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los días. Esta es nuestra esperanza. María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha alcanzado nos anima a nosotros. Lo que ella posee nos sirve de esperanza.
María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón lo tenía lleno de Dios.
En conclusión, la Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.  
El siguiente documental muestra la Asunción de Nuestra Santísima Madre, “no puedes dejar de verlo”


 

para mayor información ver:Asunción de María

CONFLICTOS ENTRE TRINITARIOS Y MERCEDARIOS


REPARTO DE DISTRITOS PARA LAS LIMOSNAS.


Meditaciones Trinitarias
El 6 de agosto 1638, por decreto del Gran Consejo, los mercedarios fueron admitidos a la repartición de las colectas con los trinitarios: París y sus arrabales quedaron indivisos; y de las 35 provincias en que generalmente se dividía Francia hasta 1790, 25 tocaron a los trinitarios, a las que Luis XVI añadió otros cuatro distritos en 1778.
“Los trinitarios se quejaron en vano de este justo castigo a su negligencia en la obra del rescate. El decreto fatal fue confirmado el 5 agosto 1644 y en junio 1650”. En suma, les quedaron las cuatro provincias del norte (Francia, Champagne, Picardía y Normandía), más el centro, donde ninguna de las Ordenes tenía convento, lo que obligó a desarrollar la institución de los “Marguilliers” (mayordomos o síndicos). En Bretaña, Provenza y Languedoc quedaron anulados por sus competidores.
Durante los primeros años que siguieron al decreto, la animosidad entre las dos Ordenes fue extremadamente viva.
Museo Nacional del Prado
A los mercedarios, que tenían ventaja en Provenza, les era preciso fundar en Marsella, centro de redención, donde los trinitarios estaban fuertemente instalados con sus auxiliares los Penitentes Blancos, y que ellos habían abandonado en otro tiempo. Lograron su propósito en 1652; y cinco años más tarde firmaron con los trinitarios y dichos penitentes un acuerdo sobre Aix en 16 octubre 1657 y modificada en 28 abril 1688.
Las mitigaciones del decreto de 6 agosto 1638 en favor de los trinitarios no se aplican sino en Marsella. En todo el resto del Midi, así como en Bretaña, fue prohibido a los trinitarios el cuestar.
El decreto no había decidido nada sobre las procesiones de cautivos, que motivaron algunas dificultades. Así en 1731 los trinitarios de Toulouse habían obtenido permiso del arzobispo para cuestar en la procesión de cautivos traídos de Constantinopla, más el Parlamento les prohibió mostrarlos en público y pedir limosnas; prohibición que también intimó el intendente a los trinitarios de Motpelier en 15 octubre de 1736.
Más las once redenciones conjuntas  del siglo XVIII manifiestan una voluntad de querer entenderse, aunando esfuerzos para bien de los cautivos. El viaje de 165, precedido de un año de discusiones con los mercedarios de Guyenne por la paga de un tercio de los gastos del viaje, fue una excepción.
El 27 abril 1751 trinitarios y mercedarios acordaron una transacción sobre las procesiones de cautivos rescatados, que no satisfizo ni a unos no a otros; y por lo mismo en 17 mayo 1757 firmaron un nuevo acuerdo, concebido en un espíritu más amplio y liberal.
Tomado de: Libertad a los cautivos, secretariado trinitario, de Bonifacio Porres Alonso.

miércoles, 14 de agosto de 2013

LA ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y DE LOS CAUTIVOS RECUERDA A:...


MONSEÑOR FRAY MIGUEL DE SAN JOSÉ (II)
Meditaciones Trinitarias
 

Ministro General y Obispo de Guadix.

En el capítulo General celebrado en Livorno el año 1747, fue elegido Ministro General de la Descalcez.

Su amigo de larga data, ya Sumo Pontífice con el nombre de Benedicto XIV, quiso mostrarle su benevolencia y el 6 de mayo de 1748, le regaló el sarcófago monumental, que por espacio de 442 años había guardado las sagradas reliquias del cuerpo de nuestro Santo Fundador San Juan de Mata.

Gobernó con suma prudencia y acierto la Orden. Su prestigio no solo era grande en Roma, sino también en la Corte española. Repetidas veces el rey Fernando VI lo propuso para Obispo. Por dos veces renunció, más en 1749, el ilustrísimo señor Don Andrés Licht y Barreda, Obispo electo de Guadix y Baza, renunció a la sede episcopal. Entonces el monarca presentó de nuevo al P. Miguel que no tuvo más remedio que aceptar, por ser voluntad del Santo Padre.

El Papa le permitía seguir ejerciendo todavía el cargo de Ministro General de la Orden. No cesó hasta que se celebró un nuevo Capítulo. Recibió la consagración episcopal en la iglesia de San Carlos a las cuatro Fuentes de manos del Cardenal Portocarrero asistido de los señores Obispos Valdina y Tría.

Instalado ya en su diócesis, se entregó de lleno a la actividad pastoral. Visitó las parroquias y monasterios, corrigió abusos, alentó al clero en el desempeño de su ministerio, practicó la caridad hacia los más necesitados y a todos edificó con su ejemplo.

Un ejemplo de su estilo de gobierno lo dejó en la manera que tenía de corregir. En una ocasión dio una orden para todas las iglesias de su obispado. En una iglesia que debía dar ejemplo, el responsable no obedeció, e incluso despreció la orden. Se enteró su ilustrísima y le mandó llamar a palacio. Durante 8 días lo agasajó. Luego, llamándolo aparte le hizo ver la gravedad de su desobediencia, lo hizo con un estilo tan suave que el súbdito quedó arrepentido y le dio las gracias.

Era sumamente caritativo. A los médicos les tenía dicho que curaran a los enfermos pobres a expensas del obispado. Su palacio era hospicio de peregrinos. Los monasterios de pobres sabían mucho de la caridad del señor Obispo, sus últimas palabras fueron: “Virgen prudentísima ¡ay de mis pobres!”.

Es de notar que, en cuanto se lo permitieron sus obligaciones, que fue en 1753, comenzó a interesarse por el proceso de culto inmemorial de nuestro Beato Marcos Criado, martirizado en la Peza. Recogió informaciones, declaraciones y testimonios. Todo el material formaba un voluminoso expediente, que examinado convenientemente, le movió a pronunciar sentencia de no haber habido lugar a la prohibición del culto público del Santo Mártir. Así pues, mandó que se continuase el culto, tal como se venía haciendo, mientras la Santa Sede no dispusiera otra cosa. Por razón de esta disposición, la imagen del Beato Marcos Criado fue colocada en la capilla de San Sebastián de la Peza, con gran agrado de los pezanos.

El 18 de mayo de 1757, nuestro Fr. Miguel exhalaba su último suspiro. Las honras fúnebres fueron solemnísimas y el pesar popular muy sincero.

Sobre su tumba se leía esta inscripción:

D.O.M. ILMO. AC REV.DD.MICHAELI A S. JOSEPH ACCITANAE ET HUJ. BASTITANAE ECCL. ANTISTITI OLIM IN ROMA ATHENEO CENSORI. SS. P. BEN. XIV CHARO ORD. SS.TRIN. DISCALC. IN HISPAN.GENERALI.

ERUDITISS.LIBRO.m CLARISS. SCRIPTORI XV. JUN.ANN.DO.M.D.C.C.LVII.VITA FUNCTO HIC JACENTI D.D.DAMIANUS ESPINOSA DE LOS MONTEROS HUJ.S..ECCLES.ABB.IN SUAE GRATIT.TESTIMON.HOC MONUMENTUM L.P.. I.P.Q.

Escribió muchas obras llenas gran ingenio y doctrina.

Tomado de: “espigando en el patrimonio trinitario”, del P.Fr. José Hernández Sánchez. O.SS.T.