Meditaciones Trinitarias |
Este sabio y humilde religioso trinitario descalzo procedía de la Villa de Ochagavia en el reino de Navarra.
Tomó el hábito en el convento de Pamplona el 9 de febrero de 1636. Verdaderamente se revistió con las virtudes que se practicaban en aquella santa casa. Fue considerado como perteneciente al grupo de los santos religiosos del comienzo de la reforma.
Hizo grandes progresos en la oración. Fruto de su contemplación y de sus experiencias místicas es el precioso libro, por él escrito, que lleva por título camino real de la perfección cristiana. En dicho libro, como experto maestro, muestra varias sendas que se pueden seguir para alcanzar la perfección, por medio del trato con Dios en la oración. Esta afición por la oración no le impedía ser alegre, risueño, diciendo a veces sus chancicas modestas y graciosas. Era un hombre sencillo y transparente.
En cuanto a la pobreza, fue tanta la estima que de ella tenía que en el vestir, cuando fueron a mortajarle, tuvieron que buscar otro hábito mejor que el suyo, pues ni para ir a la tumba valía.
En la ciencia no se quedaba atrás. Fue renombrado teólogo, moralista y especialista en Derecho Canónico. Removió y revisó cantidad de documentos para probar el derecho de los Descalzos para dedicarse a la redención de cautivos.
En el terreno moral luchó contra los teólogos anti probabilistas, que en su tiempo abundaban mucho. Toda esta ciencia la adquirió en una continua dedicación al estudio. A pesar de poseer tanta ciencia, nunca hizo alarde de ella. Incluso, para disimular, en varias ocasiones, solía proponer a religiosos de mediana inteligencia algunas dudas muy comunes, como dando a entender que él no alcanzaba a resolverlas.
Por sus cualidades y virtudes, fue propuesto para diversos cargos en la Descalcez. En todos era aceptado por unanimidad. Así ejerció, muy a pesar suyo, todos los oficios de Maestro, Definidor, Redentor de cautivos y Ministro General. A todo renunciaba. El año 1692 fue elegido Ministro General. Tanto fue su empeño en renunciar, que al cabo de un año, se le admitió la renuncia.
Finalmente, amado por lo0s religiosos, admirado por los doctores y maestros, venerado por los fieles, después de 68 años de vida religiosa, murió, como un héroe, en el convento de Madrid, el 23 de febrero de 1703 a la edad de 86 años.
Escribió:
- De la Redención de cautivos. misión propia de la Orden dela Sma. Trinidad.
- Camino real de la perfección cristiana.
- Regula morum cum crisi de probabilitate, ex actibus humanis, ex conscientia et praeceptis in communi desumpta.
- De electione canonica Praelatorum regularium.
Tomado de: Espigando en el patrimonio trinitario, del P. Fr. José Hernández Sánchez. O.SS.T
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