CONFLICTO.
Curia general |
La Orden Ntra. Sra. De la Merced fue fundada en Barcelona
por San Pedro de Nolasco el año 1218 para redimir cautivos. En los primeros
tiempos se llamó también de Santa Eulalia por el título de su primera casa, y
que Gregorio IX dirige su bula de confirmación (17 enero 1235): Al Maestre y frailes de la casa de Santa
Eulalia de Barcelona.
Como la redención de cautivos suponía dinero, éste va a ser
el causante de las discordias entre las dos Ordenes Redentoras. Ya el 13 de
abril de 1256 el arzobispo de Tarragona, Benito Rocaberti, dirigió una carta a
los Obispos y a los fieles de su provincia ordenando que “los legados para
redención se entreguen siempre a los mercedarios, si el testador no dispuso que
fueran dados a los Trinitarios. Es el documento más antiguo que conozco-escribe
Guillermo Vázquez-donde se indique el rozamiento de las dos Ordenes redentoras.
En 1317 la Merced dejó su carácter militar y cambio de
régimen, eligiendo como maestro general a un clérigo (todos los anteriores habían
sido laicos), que reunió en una sola persona el gobierno espiritual y temporal
de la Orden. Este cambio acercó la figura del mercedario a la del trinitario,
motivando así más frecuentes roces, al ser hora ambas Ordenes clericales en su
gobierno y en la mayoría de sus miembros.
Para mayor claridad trataré por separado los conflictos que
hubo exponiéndolos cada uno por semana:
1.
En Francia.
2.
En Aragón.
3.
En Castilla.
4.
En Vizcaya.
5.
En Navarra.
1. Conflictos en Francia.
Predominio de los Trinitarios.
Gaguín escribe, con frase poco clara, que el general Pedro
de Bourry (1358-73) tuvo algunas controversias con los frailes de la Merced.
El siguiente general, Juan de Lamarche (1374-92), que cuidó
particularmente la redención de cautivos y su colecta de limosnas, llamó ante
sí a fray García, ministro de Burgos, que le informó de cómo dichos religiosos
ponían trabas a su labor; y para que se defendiese le mostró los privilegios de
la Orden. Un siglo más tarde el mismo Gaguín entabló una dura lucha contra la
Merced y escribió una diatriba en prosa y verso excitando a los Prelados del
Norte contra los mercedarios, que eran de origen español y llevaban sobre el pecho
las armas del rey de Aragón.
En diciembre de 1489, al tener que desplazarse a Inglaterra
para una embajada, se dio una prórroga a este proceso, que debió ganar, sin
duda. Por parte de los mercedarios llevó el pleito en París Jaime de Vera,
comendador de Perpiñán, al que mandó indemnizar el capítulo de 1493,
repartiendo los gastos entre los doce conventos mercedarios que había en Francia.
En 1515 fundaron éstos en París un colegio, que tuvo una
vida difícil; y en 29 de noviembre del mismo año Francisco I les autorizó a
pedir limosnas en toda Francia y a recorrerla con cautivos o sin ellos. Ante la
oposición de los trinitarios, en 8 enero 1527 el mismo rey confirmó y amplió
las antedichas facultades a los mercedarios.
Sin embargo, el 19 de abril de 1547, Enrique II prohibió a
los religiosos de Santa Eulalia de la Merced en Cataluña…, fundados por reyes
de Aragón, entremeterse en las colectas de limosnas para cautivos en nuestro
reino de Francia.
En cambio, el Parlamento de Toulouse, sesenta años más
tarde, mantiene al síndico de la Merced en la facultad de colectar limosnas y
recibir legados, aunque sin impedir a los trinitarios el mismo derecho, a
condición de que observaran la división de sus bienes en tres partes según su
regla (12 enero 1606).
En vano, el 27 febrero de 1604, Francois Petit había
presentado una súplica al parlamento de Toulouse para avocar el proceso al
consejo. El 18 abril 1608 este decreto de Toulouse fue anulado en el consejo de
Estado por no haber guardado el derecho al requerimiento de Francois Petit.
“si se recuerda hasta qué punto había caído en desuso la
separación de la tercera parte de las rentas para cautivos, se comprenderá que
la represión del Parlamento de Toulouse había parecido a los trinitarios un
poco amenazante”. El 11 septiembre 1610 el consejo de Estado proveyó un auto
contradictorio manteniendo a los trinitarios el derecho de cuestar por todas
partes de Francia; los mercedarios podrían continuar pidiendo en los lugares de
Francia donde tenían conventos, a condición de rescatar preferentemente
cautivos franceses y no llevar, ”divertir ni mezclar” este dinero con el de los
rescates de España.
En 1613 la regente María de Médicis llamó a los mercedarios
a París; y esta segunda fundación parisina fortaleció mucho la posición de los
mercedarios, a quienes el Consejo en 24 Julio 1636 encargó una redención de
cautivos en Sales (Marruecos).
Continuara…
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