miércoles, 14 de agosto de 2013

LA ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y DE LOS CAUTIVOS RECUERDA A:...


MONSEÑOR FRAY MIGUEL DE SAN JOSÉ (II)
Meditaciones Trinitarias
 

Ministro General y Obispo de Guadix.

En el capítulo General celebrado en Livorno el año 1747, fue elegido Ministro General de la Descalcez.

Su amigo de larga data, ya Sumo Pontífice con el nombre de Benedicto XIV, quiso mostrarle su benevolencia y el 6 de mayo de 1748, le regaló el sarcófago monumental, que por espacio de 442 años había guardado las sagradas reliquias del cuerpo de nuestro Santo Fundador San Juan de Mata.

Gobernó con suma prudencia y acierto la Orden. Su prestigio no solo era grande en Roma, sino también en la Corte española. Repetidas veces el rey Fernando VI lo propuso para Obispo. Por dos veces renunció, más en 1749, el ilustrísimo señor Don Andrés Licht y Barreda, Obispo electo de Guadix y Baza, renunció a la sede episcopal. Entonces el monarca presentó de nuevo al P. Miguel que no tuvo más remedio que aceptar, por ser voluntad del Santo Padre.

El Papa le permitía seguir ejerciendo todavía el cargo de Ministro General de la Orden. No cesó hasta que se celebró un nuevo Capítulo. Recibió la consagración episcopal en la iglesia de San Carlos a las cuatro Fuentes de manos del Cardenal Portocarrero asistido de los señores Obispos Valdina y Tría.

Instalado ya en su diócesis, se entregó de lleno a la actividad pastoral. Visitó las parroquias y monasterios, corrigió abusos, alentó al clero en el desempeño de su ministerio, practicó la caridad hacia los más necesitados y a todos edificó con su ejemplo.

Un ejemplo de su estilo de gobierno lo dejó en la manera que tenía de corregir. En una ocasión dio una orden para todas las iglesias de su obispado. En una iglesia que debía dar ejemplo, el responsable no obedeció, e incluso despreció la orden. Se enteró su ilustrísima y le mandó llamar a palacio. Durante 8 días lo agasajó. Luego, llamándolo aparte le hizo ver la gravedad de su desobediencia, lo hizo con un estilo tan suave que el súbdito quedó arrepentido y le dio las gracias.

Era sumamente caritativo. A los médicos les tenía dicho que curaran a los enfermos pobres a expensas del obispado. Su palacio era hospicio de peregrinos. Los monasterios de pobres sabían mucho de la caridad del señor Obispo, sus últimas palabras fueron: “Virgen prudentísima ¡ay de mis pobres!”.

Es de notar que, en cuanto se lo permitieron sus obligaciones, que fue en 1753, comenzó a interesarse por el proceso de culto inmemorial de nuestro Beato Marcos Criado, martirizado en la Peza. Recogió informaciones, declaraciones y testimonios. Todo el material formaba un voluminoso expediente, que examinado convenientemente, le movió a pronunciar sentencia de no haber habido lugar a la prohibición del culto público del Santo Mártir. Así pues, mandó que se continuase el culto, tal como se venía haciendo, mientras la Santa Sede no dispusiera otra cosa. Por razón de esta disposición, la imagen del Beato Marcos Criado fue colocada en la capilla de San Sebastián de la Peza, con gran agrado de los pezanos.

El 18 de mayo de 1757, nuestro Fr. Miguel exhalaba su último suspiro. Las honras fúnebres fueron solemnísimas y el pesar popular muy sincero.

Sobre su tumba se leía esta inscripción:

D.O.M. ILMO. AC REV.DD.MICHAELI A S. JOSEPH ACCITANAE ET HUJ. BASTITANAE ECCL. ANTISTITI OLIM IN ROMA ATHENEO CENSORI. SS. P. BEN. XIV CHARO ORD. SS.TRIN. DISCALC. IN HISPAN.GENERALI.

ERUDITISS.LIBRO.m CLARISS. SCRIPTORI XV. JUN.ANN.DO.M.D.C.C.LVII.VITA FUNCTO HIC JACENTI D.D.DAMIANUS ESPINOSA DE LOS MONTEROS HUJ.S..ECCLES.ABB.IN SUAE GRATIT.TESTIMON.HOC MONUMENTUM L.P.. I.P.Q.

Escribió muchas obras llenas gran ingenio y doctrina.

Tomado de: “espigando en el patrimonio trinitario”, del P.Fr. José Hernández Sánchez. O.SS.T.

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