domingo, 18 de agosto de 2013

LA ORDEN TRINITARIA RECUERDA A: LA FUNDADORA DE LAS MONJAS TRINITARIAS DE SEVILLA


MADRE ISABEL DE LA TRINIDAD Y LAS TRINITARIAS DE SEVILLA.
Hermanas Trinitarias Sevilla
 
 

La fundadora de las religiosas Trinitarias de Sevilla (España), se llamaba en el siglo Josefa Rita. Era hija de Juan Moreno y de Margarita Felipa Caballero. Había nacido en Sevilla el 22 de mayo de 1693.

Habiendo quedado huérfana, decidió seguir la inspiración divina de consagrarse al Señor, en una vida de oración y caridad, vistiendo el hábito de Terciaria trinitaria de vida común (Beaterio). Vistió el hábito trinitario el 2 de febrero del año 1719 y tomó el nombre de Isabel de la Santísima Trinidad. A ella se unieron otras dos terciarias.

Alquilaron una casa cerca del convento de los Trinitarios Calzados y allí se establecieron el 8 de febrero de 1720. Seguían la Regla primitiva de las monjas Trinitarias de Castilla. El 26 de mayo del mismo año, profesaron en la iglesia de los Trinitarios Calzados y les fue asignado como Director y administrador del Beaterio, el P. José Chacón.

Con el fruto de su trabajo y con las ayudas de los bienhechores, comenzaron a recibir y a educar a las niñas huérfanas y abandonadas. Aumentó tanto el número de las asistidas que pronto el lugar se hizo pequeño y se tuvieron que cambiar a otros edificios más amplios, cerca de la llamada Puerta del Sol. El traslado se hizo el 8 de diciembre de 1728.
 

Dado que las necesidades aumentaban y que se veía la necesidad de agrandar la casa y de construir una iglesia, la madre Isabel decidió ir a América para recaudar el dinero necesario. Dos veces hizo este viaje de búsqueda de fondos en América. Al final de su vida, el número de niñas acogidas rondaba las cien.

La Madre Isabel falleció con fama de santidad el 8 de mayo de 1774. Después de su muerte, por causas diversas, la obra fue viniendo a menos, tanto que, en 1789 solo quedaban tres hermanas y unas cuantas niñas.

La Providencia no dejó abandonada esta obra de caridad cristiana. Envió a un insigne bienhechor en la persona del párroco Don Bartolomé Cabello y Barroso. Además de contribuir con sus ayudas personales, inició un gran movimiento de ayuda a la benéfica institución.

Tuvieron que ampliar los edificios, el número de Religiosas creció hasta 36 y el de las niñas hasta 200. La obra, con altos y bajos, se ha mantenido vía y operante hasta nuestros días.

El 16 de agosto de 1797 obtuvieron el Decreto Real de aprobación de parte del Supremo Consejo de Castilla. El 22 de octubre de 1823, el Rey y la Reina se declararon “protectores” de tan benéfica institución. En 1797 se redactaron las nuevas Constituciones, adaptadas a las necesidades de la enseñanza pública. En 1903 se realizaron algunos cambios bajo la dirección del Cardenal Spinola.

Benedicto XV aprobó el nuevo ceremonial y las nuevas Constituciones. El hábito es idéntico al de las monjas trinitarias de la antigua observancia.
Tomado de: Espigando en le patrimonio Trinitario, del P. Fr. José Hernández Sánchez O.SS.T

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