MADRE ISABEL DE LA TRINIDAD Y LAS TRINITARIAS DE SEVILLA.
Hermanas Trinitarias Sevilla |
La fundadora de las religiosas Trinitarias de Sevilla
(España), se llamaba en el siglo Josefa Rita. Era hija de Juan Moreno y de
Margarita Felipa Caballero. Había nacido en Sevilla el 22 de mayo de 1693.
Habiendo quedado huérfana, decidió seguir la inspiración
divina de consagrarse al Señor, en una vida de oración y caridad, vistiendo el
hábito de Terciaria trinitaria de vida común (Beaterio). Vistió el hábito
trinitario el 2 de febrero del año 1719 y tomó el nombre de Isabel de la
Santísima Trinidad. A ella se unieron otras dos terciarias.
Alquilaron una casa cerca del convento de los Trinitarios
Calzados y allí se establecieron el 8 de febrero de 1720. Seguían la Regla
primitiva de las monjas Trinitarias de Castilla. El 26 de mayo del mismo año,
profesaron en la iglesia de los Trinitarios Calzados y les fue asignado como
Director y administrador del Beaterio, el P. José Chacón.
Con el fruto de su trabajo y con las ayudas de los
bienhechores, comenzaron a recibir y a educar a las niñas huérfanas y
abandonadas. Aumentó tanto el número de las asistidas que pronto el lugar se
hizo pequeño y se tuvieron que cambiar a otros edificios más amplios, cerca de
la llamada Puerta del Sol. El traslado se hizo el 8 de diciembre de 1728.
Dado que las necesidades aumentaban y que se veía la necesidad
de agrandar la casa y de construir una iglesia, la madre Isabel decidió ir a
América para recaudar el dinero necesario. Dos veces hizo este viaje de
búsqueda de fondos en América. Al final de su vida, el número de niñas acogidas
rondaba las cien.
La Madre Isabel falleció con fama de santidad el 8 de mayo
de 1774. Después de su muerte, por causas diversas, la obra fue viniendo a
menos, tanto que, en 1789 solo quedaban tres hermanas y unas cuantas niñas.
La Providencia no dejó abandonada esta obra de caridad
cristiana. Envió a un insigne bienhechor en la persona del párroco Don
Bartolomé Cabello y Barroso. Además de contribuir con sus ayudas personales,
inició un gran movimiento de ayuda a la benéfica institución.
Tuvieron que ampliar los edificios, el número de Religiosas
creció hasta 36 y el de las niñas hasta 200. La obra, con altos y bajos, se ha
mantenido vía y operante hasta nuestros días.
El 16 de agosto de 1797 obtuvieron el Decreto Real de
aprobación de parte del Supremo Consejo de Castilla. El 22 de octubre de 1823,
el Rey y la Reina se declararon “protectores” de tan benéfica institución. En
1797 se redactaron las nuevas Constituciones, adaptadas a las necesidades de la
enseñanza pública. En 1903 se realizaron algunos cambios bajo la dirección del
Cardenal Spinola.
Benedicto XV aprobó el nuevo ceremonial y las nuevas
Constituciones. El hábito es idéntico al de las monjas trinitarias de la
antigua observancia.
Tomado de: Espigando en le patrimonio Trinitario, del P. Fr. José Hernández Sánchez O.SS.T
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