sábado, 29 de junio de 2013

LA INTERCULTURALIDAD EN LA FRATERNIDAD TRINITARIA: DON Y TAREA.

Provincia Italiana
 
El desafío de la interculturalidad en la Orden de la Santísima Trinidad y de los cautivos.
Se puede afirmar, que nunca (en los ocho siglos de existencia de nuestra Orden) se habían dado cambios geográficos tan importantes como los habidos en los últimos 20/30 años. Y esto a dos niveles: en las presencias de las comunidades de la Orden y en la provincia de nuestros religiosos.
Durante la mayor parte del siglo XX, la Orden Trinitaria ha estado presente en Europa, América y Madagascar. Los últimos decenios del siglo XX nos han abierto a nuevos países: Brasil, Congo-Brazzaville, corea, Francia, Gabón, Guatemala, India, México, Polonia (sin olvidar la existencia temporal de comunidades en Alemania, Egipto, Guinea Ecuatorial y Papúa- Nueva Guinea). África Subsahariana y Asia han sido novedades absolutas en el panorama reciente de los trinitarios, hoy presentes en 21 países.
Los datos más impactantes son los referidos a la proveniencia de los religiosos. Hace cincuenta años la inmensa mayoría de nuestros frailes provenían de las cuatro nacionalidades predominantes de la Orden (Canadá, España, Italia y USA). Hoy (datos estadísticos elaborados por la curia General al 27. 11. 2010) las naciones de las que provienen los 600 trinitarios que hay en el mundo son 32. Las cuatro nacionalidades “históricas” todavía agrupan- grosso modo- a la mitad del total; mientras que las “nuevas” nacionalidades tienen a la mayor parte de los religiosos más jóvenes. Un detalle digno de reflexión es que hay más naciones de “proveniencia” que de “presencia” de los trinitarios.
En definitiva es necesario darse cuenta de que la interculturalidad es un desafío no sólo para el conjunto de la Orden, sino también para cada jurisdicción, en cuanto que podemos afirmar que hemos llegado a un momento en que todas las jurisdicciones de la Orden son realidades Plurinacionales y pluriculturales.
A nivel general se ha ido tomando consciencia progresiva de la transformación de la Orden en una realidad cada vez más internacional, y se han tratado algunos aspectos que tienen que ver con esta realidad, tanto en lo que toca a la inculturación de la Orden como a la Interculturalidad.
Existe una llamada a la <<unión en la pluralidad>>, atención al fenómeno de la globalización, a la espiritualidad de comunión, declarándose nuestro carisma como <<pluricultural>> , hecho <<enormemente positivo>>, que reclama <<atención para que tenga la fecundidad que promete>>.
Se pidió que la formación inicial se realice en los países de origen y que haya noviciados <<por áreas geográficas>>, y que hubiera alguna comunidad donde vivan religiosos jóvenes de diferentes culturas como <<signo de comunión pluricultural y en preparación del futuro de la Orden>>.
En este breve resumen nos hace entender porque  la Orden ha elegido el tema de la interculturalidad para el Capítulo General del 2013, haciéndonos reflexionar sobre nuestra realidad actual, sobre el futuro de la Orden, y viendo como ha estado presente en la vida de la Orden.
 
La interculturalidad es una espiritualidad trinitaria.
Existe un océano de orientaciones antropológicas, psicológicas y sociológicas para hacer interculturalidad, que pueden ser ayudas prácticas para este proceso. Pero los religiosos hemos de resaltar que la cultura congregacional se acredita y hace operativa desde la espiritualidad de la comunión. Inspirados y movidos por ella, las comunidades multiculturales se hacen profecía de catolicidad, de comunión y de fraternidad.
El Magisterio de la Iglesia es muy insistente en pedir a los religiosos que seamos signos e instrumentos de comunión. Basta repasar los siguientes documentos para darse cuenta de ello: Religiosos y promoción humana (1978); la vida fraterna en comunidad (1994); vida consagrada (1996); Novo millennio ineunte (2001); Caminar desde Cristo (2002). Ha tenido una trascendencia especial el número 24 del documento Religiosos y promoción humana, donde se dice que los religiosos estamos llamados a ser en la Iglesia y en el mundo <<expertos en comunión>>, testigos y artífices de aquel proyecto de comunión que constituye la cima de la historia del hombre según Dios.
Juan Pablo II describió los rasgos de la espiritualidad de comunión en la carta Novo Millennio Ineunte, 43:
a)      La mirada del corazón hacia el misterio de la Santísima Trinidad que habita en nosotros
b)      Capacidad de sentir al otro como hermano, miembro del mismo Cuerpo de Cristo
c)       Capacidad de acoger y valorar al otro como don
d)      Compartir alegrías y sufrimientos
e)      Sobrellevar conjuntamente las cargas y rechazar las tenciones egoístas que engendran competitividad, desconfianza y envidias.
Por ello, la multiculturalidad y la interculturalidad es un fenómeno característico de nuestra Orden en el momento presente, como lo es para la Vida Consagrada en general y para el mundo en el que nos toca vivir.
Tomado de: ACTA ORDINIS SS. TRINITATIS, Vol. XV-2012-N°6
 

 

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